domingo, 10 de agosto de 2008

Enrique Prochazka y el horror al blanco




Pintar blanco y pintar claro son dos cosas muy diferentes
Diderot, Ensayo sobre la pintura


Enrique Prochazka, Casa; 451 Editores, Madrid, 2007.


Casa es una novela espectacular, en el buen sentido de la palabra. En rigor, Casa es lo contrario del Espectáculo, entendido como explosión superficial de la diversión cultural mal entendida. Casa es profunda, amena, excelentemente escrita, rigurosa, plástica, fascinante. Quizá nubla mi juicio que sea una novela asentada sobre dos aficiones –la filosofía y la arquitectura– que comparto con Prochazka (Lima, Perú, 1960). Les adelanto parte de la trama: alguien se despierta amnésico de una pérdida de consciencia, producida por un golpe en la cabeza, y va poco a poco descubriendo que es Hal Durbeyfield, un prestigioso arquitecto y esteta, con una mujer muerta y dos hijos muy alejados de él, que vive en una Casa que es un templo. Pero, ¿un templo de qué? Entender por qué construyó –a medias con su mujer, una artista influyente– una Casa tan particular, a la que falta una explicación, se convertirá en su obsesión personal, al suponer que comprendiendo los motivos –arquitectónicos– que le llevaron a construir su casa, entenderá quién es el artífice, completando así el conocimiento sobre sí mismo del que le ha privado la amnesia. El argumento, sugerente, es sólo el primero de los atractivos de esta novela corta tan intensa como inteligente.

No es mi intención hacer la crítica de la novela, sino establecer los pasadizos entre el Albismo, según la descripción que hace Prochazka de esa corriente artística falsa –creo que es tal, por más que tenga puntos de contacto con el suprematismo ruso–, con la línea artístico-literaria que muestra, tradicionalmente, un terror reverencial al color blanco.

El protagonista de Casa tuvo años atrás una especie de epifanía nórdica: “Hal se vio a sí mismo otra vez ensoñado, rodeado de una niebla blanca, se vio impregnado de la luz difusa y sin origen de un albor sin fronteras, como si habitara el interior de una pelota de ping pong”
[1]. Hal se convierte en brillante arquitecto y se casa con una artista defensora del Albismo, una versión minimalista que tiende a confundir lo blanco con la nada. Entre ambos construyen una casa fabulosa, una especie de templo cuyo centro es una cámara absolutamente blanca, que sólo puede encontrarse ignorando ciertas trampas visuales tendidas por el arquitecto. En ella hay una resma de papel blanco que contiene un poemario sobre el horror de la nada.

El blanco absoluto se cobra a veces estas piezas fabulosas. Señalemos otras formas de obsesión: Blanco, de Kieslowski, un film; el White Album de los Beatles (o el libro de Nathanael West); Blanco, el libro de versos más valiente de Octavio Paz; sin olvidar la figura blanca del óleo La isla de los muertos, de Boecklin. Pero no sólo Boecklin; también Edgar Allan Poe en La narración de Arthur Gordon Pym identifica la muerte o al muerto con una figura blanca, semiperdida en la niebla. No puede ser casualidad. Quizá se llegue a esa asociación por los efectos de un momento alucinatorio, provocado por un desmayo, el coma etílico, el orgasmo o el ayuno extremo. Según Bruno Bettelheim, el psicoanálisis ha estudiado que, para los niños, los animales blancos -sobre todo los pájaros-, simbolizan el super-yo; y que el blanco, sobre todo en el caso de la nieve, puede hacer referencia a la ausencia de vida
[2]; de hecho Hegel exigía a los espectros aparecer única y exclusivamente bajo vestiduras blancas. Más recientemente, Ingmar Bergman, en una película para televisión, En presencia de un clown, representa la muerte como un payaso blanco y lascivo.

En los diálogos de Jorge Luis Borges con Osvaldo Ferrari se registra que el escritor argentino ya había observado también ese horror del blanco, en la citada y extraña novela de Poe; y añade Borges otro ejemplo clásico: Moby Dick, donde, a partir de la terrible ballena, Melville habla del espanto del blanco. En uno de sus cuentos, "La cámara de las estatuas", de prodigiosa imaginación, describe Borges una cámara en un castillo en la que se encuentran dos libros: uno negro, de venenos y contravenenos, y otro muy misterioso: "era blanco, y no se pudo descifrar su enseñanza, aunque la letra era clara". La inquietud que provoca la imagen, que luego no se desarrolla, es fascinante. Su maestro Cansinos Asséns recuerda en El divino fracaso que las antiguas parcas vestían con túnicas blancas. Clarice Lispector, en un extraño texto, revisa una peculiar versión del tema: el horror al blanco de los huevos. Está ya en Wallace Stevens ("Albea la muerte dentro y fuera del cascarón. / No veo otro color que esta blancura. / Blanco: un sesgo de la mente"), quien lo une a la muerte, pero Lispector lo concretiza algo más. El extracto en cuestión pertenece a Felicidad clandestina (1971), y allí puede leerse que “llamar blanco a lo blanco puede destruir a la humanidad”.

El origen lejano de esta asociación (mejor decir antecedente, pues no sé si Boecklin o Poe conocían a fondo la obra de Plutarco) puede estar en la mitología, tanto griega, como mexicana
[3] o egipcia. Moreau de Jonnés cita cómo, según el De Iside de Plutarco,


Plutarco (...) representa a Apolo como un dios psicopompo, que acoge a los manes de sus iniciados a la entrada de los Infiernos y los defiende durante el juicio que debe decidir su suerte. Es evidente que sólo aquí hay un cambio de nombre y que el dios griego no es otro que el Horo egipcio, que desempeñaba estas mismas funciones en las innumerables pinturas de las tumbas egipcias. Como Apolo, Horo es blanco.


Otra de las claves de la albura mitológica es la del unicornio, que más tarde se transforma en la paloma alquímica representante de Mercurio (Jung, citando las Bodas químicas de Rosencrutz y el Arca arcani de Graseo; también aparece en la mitología hindú, a partir de la existencia del rinoceronte blanco, y en China, en el Li-Ki). Pero aún cabe decir más sobre este horror albo en otra mitología: la nave de la Edda Menor, que cita Sturluson y que porta a los que abandonan a este mundo, que es blanca por estar hecha con las uñas de los muertos. Otros terrores atávicos vendrían explicitados por las pinturas blancas en las caras de algunas tribus indias de América, ejecutadas para infundir terror; o la creencia de los antiguos habitantes de la Isla de Pascua de que la otra vida vendría a buscarles en una barcaza blanca (asociada con la llegada esporádica de icebergs desde la Antártida). El tema es sabiamente disfrazado por Rikardo Arregui en su poemario Cartografía: “he oído que morir congelado es muy dulce, / te atrapa el sueño lentamente, y en sueños / ya, el Rey del Invierno con toda su corte / te lleva para siempre a su Palacio Blanco”.

Literariamente, los ejemplos de la asociación blanco/muerte o de horror al blanco son incontables; citaremos varias: el pelo albino de las criaturas del fondo de la tierra que Wells describe en La máquina del tiempo (y que incomprensiblemente olvida Borges, tan aficionado a ese libro), los versos de Vigny: "siempre el sueño amoroso y sereno verá / con horror su pie blanco"; la calificación de "abominable" que Juan Manuel de Prada otorga a la máscara blanca del Médico de la peste en La tempestad; la cobra blanca que vigilaba el tesoro que Mowgli encuentra accidentalmente en El libro de la selva; el caballo blanco en que Lautréamont, en Los Cantos de Maldoror, hace huir a un recién enterrado; o el jabalí blanco simboliza el mal para Bernardo Atxaga en el relato Camilo Lizardi, incluido en Obabakoak. Para el poeta alemán Johannes Bobrowski la bestia fatal es un pájaro: "El pájaro, blanco, / al que una oscilación del aire / se llevó más allá de su muerte (...) En el follaje / hablan las voces, / las bocas de humo, // de campos, / de blancas alas, / de un pájaro Sin ojos". También están los tótems blancos de algunas tribus norteamericanas; el semiblanco rostro del sacerdote en los sacrificios vudús
[4]; esta identificación de Octavio Paz: "morir es todavía / morir a cualquier hora en cualquier parte // Cerrar los ojos en el día blanco / el día nunca visto cualquier día / que tus ojos verán y no los míos"; el verso de Emily Dickinson "el dolor –tiene un Elemento de Blanco–" (que dialoga con otro de Álvaro García: "porque el dolor es largo, blanco y firme", en Intemperie y un tercero de José Luis Rey en La familia nórdica: “Escribí un lugar blanco para morir en él”); este otro de Benítez Reyes: "lo blanco es una forma del vacío" (aunque el poema “Motivo de silencio” de Benítez, incluido en El equipaje abierto, se sustenta sobre la imagen de la “muerte inmaculada”). "Pálidos como la muerte, pálidos con la póstuma blancura del mármol", escribe Aldous Huxley en Un mundo feliz, y Ada Salas sostiene en Alguien aquí (2005) que “el blanco era un color de connotaciones temibles. Tal vez por su contenido semántico de vacío”. Luc Dietrich, en un texto breve, "La muerte blanca", perteneciente al Libro de los sueños, termina de este modo: "es una estrella de espinas y vuelvo y me muero otra vez, solo, bajo el frío de un cielo completamente blanco". Uno de los últimos poemas de José Miguel Arnal, escritos antes de morir, sentencia: “La muerte es blanca. Y blanca, la noche. Y sus espectros”. También están los versos de José Luis Hidalgo: "¿Por qué no me dejaste, como la piedra, inerte, / eternamente blanco, eternamente muerto?"; que dan pie a otra tirada de versos: éstos, por ejemplo, de Jaume Agelet I Garriga: “Vienen yertos (…) los difuntos. / Blancos llegan. (...) / Sobre la mesa, el blanco / pan se nos vuelve hoy como ceniza”; o el de Ramos Sucre: "la muerte. Ella es una blanca Beatriz"; o el himno al final del viaje de Antonio Colinas: "Es como si al final me sintiera arder en una hoguera blanca". No olvidaremos los de la poetisa griega Katerina Gogu: "Blanca es la raza aria / el silencio / las celdas blancas / el frío / la nieve / las batas blancas de los médicos / las sábanas de los muertos / la heroína", ni los de Valente: "desde el fondo sin fondo de la muerte / la muerte, blanca / como el cuerpo infinito de una niña extendida / desde el orto al ocaso", Al dios del lugar[5]. Y hay más: "Dentro del corazón está la muerte / como una runa blanca de ceniza"; Juan E. Cirlot, Bronwyn; “Blanco el amor como la muerte blanca”, Iván Tubau; "esfera blanca / como el pensar perfecto de un cadáver", Andrés Neuman, El jugador de billar; "Más allá del blanco está la muerte", Houellebecq, Opera bianca; "Los poetas del blanco ya murieron enterrados en nichos de blancura"; Francisco Umbral, "Blanco en lo blanco". ¿Acaso –se pregunta María Salvador en El origen de la simetría– no es el blanco el color del miedo?”. También podemos ver el blanco como metáfora suprematista del silencio en las Prosas profanas de Darío y en el poema El silencio de Anne Sexton, que alburiza todo lo que hay en su habitación (paredes, estatuas, plantas), convirtiéndola en una especie de página gigante sobre la que no puede escribir, sobre la que el "pájaro negro" le muerde la boca, en uno de los poemas más sobrecogedores que he leído sobre el acto literario. Aunque la relación más hermosa entre el blanco y la muerte sería, desde luego, arquitectónica: el monumento funerario más famoso, el Taj Majal.

[1] E. Prochazka, Casa; 451 Editores, Madrid, 2007, p. 83.
[2] Bruno Bettelheim, Psicoanálisis de los cuentos de hadas (1975); Crítica, Barcelona, 1997, pp. 83 y 220.
[3] “La semejanza del «señor del cuchillo retorcido» confirma esta hipótesis, pues (...) les son comunes las ideas de hielo, de frío, de blancura”; Laurette Séjourné, América latina, I. Antiguas culturas precolombinas (1971); Siglo XXI, 24ª edición, 1994, p. 269.
[4] Mariano Navarro ha incluido en el colectivo Espaciouno III, (Centro de Arte Reina Sofía, 2001) un trabajo sobre Álvaro Machimbarrena donde estudia varios tipos de empleo del blanco en el arte moderno: Malevich, Burri, Manzoni, Klein, Rauschemberg, o Witheread.
[5] En otro lugar escribió el poeta gallego: “Vestido de blanco. / Vestido de blanco estoy (…) / ¿Estoy vestido así / para morir?”; J. Á. Valente, “Umbral”, en Material memoria; Alianza Tres, Madrid, 1995 (2ª ed. ampliada), p. 102.

30 comentarios:

_-_ dijo...

Más casero Gandalf el gris pasa a ser Gandalf el blanco.

O los soldados de la Estrella de la Muerte, del lado Oscuro, van de blanco

Abrazos

El Miope Muñoz dijo...

La novela es magnífica y el blanco Kieslowskiano es fácil de asimilar, supongo porque había en esa trilogia mucho interés por las profesiones como temas, como en la novela, y como al fin y al cabo auténtico engranaje temático y narrativo.

Anónimo dijo...

Muerte y (otro tipo de) blanco también en el ruido de fondo de DeLillo.

Anónimo dijo...

Admiro el blanco como oposición al negro,y en esa dualidad que comparten el blanco y el negro, como suma de todos los colores y ausencia de ellos, pero hay infinidad de maneras de aludir al blanco, sin citarlo.
"Desde la voz/que se quiebra en la distancia del deseo unida, obligada, pálida y hermosa/ como la belleza es capaz de ser,/existir y morir aun tiempo[...]" o comparaciones que nos sugieren el vacío del blanco "Veo los hilos blancos/ como viejos tendones flácidos[...]; o apelaciones a su esencia "Tú eras azul/y nosotros no teníamos color.
Acabo finalmente por mi inicial afirmación acerca de la dualidad que une indisolublemente al negro y al blanco: "Amarga sombra-muerte en suma-/ que acostada en el camino esperas/sembrando el infinito encanto de la vida/
paseas entre lunas la palidez del alba/ [...]
Me pregunto porqué suelo obviar en mis poemas la palabra blanco.
Es quizá el vértigo del vacío que supone mencionarlo.
Gracias por tu recorrido literario por el blanco.

Anónimo dijo...

Si yo fuera una casa
sería una casa en ruinas.

Benjy, el poeta memo.

Anónimo dijo...

Me sorprende la fuerza del blanco (suma de todos los colores) y me interesa la referencia a su opuesto, el negro (ausencia de todo color), ya que ambos son parte de un realidad binaria. Y es bien cierto que el blanco, no aparece citado,sino más bien sugerido en versos como "Desde la voz/que quiebra en la distancia del deseo unida/obligada,pálida y hermosa/como la belleza es capaz de ser/existir y morir a un tiempo"[..]. O identificado con lo decadente: "Veo los hilos blancos/como viejos tendones flácidos, sin ejercicio alguno[...].O sugerido en "Tú eras azul y nosotros no teníamos color", por no citar poemas que identifican a la muerte con la blancura "Amarga sombra- muerte en suma/ que acostada en el camino esperas/ sembrando de dolor el infinito encanto de la vida/ paseas entre lunas la palidez del alba/[...]. Gracias por tu magnífico recorrido literario en pos del blanco.

Anónimo dijo...

Me sorprende la fuerza del blanco (suma de todos los colores) y me interesa la referencia a su opuesto, el negro (ausencia de todo color), ya que ambos son parte de un realidad binaria. En mi poesía siempre he apostado por una sutil forma de evitarlo en versos como "Tu eras azul,y nosotros no teníamos color". Gracias por tu magnífico recorrido literario en pos del blanco.

Anónimo dijo...

Me sorprende la fuerza del blanco (suma de todos los colores) y me interesa la referencia a su opuesto, el negro (ausencia de todo color), ya que ambos son parte de un realidad binaria.El horror al blanco, incluso a citarlo,me ha sugerido versos como "Tú eras azul y nosotros no teníamos color". Gracias por ofrecernos esta obra de Prochazka y por ese magnífico recorrido por el mundo literario de lo blanco

Anónimo dijo...

Me sorprende la fuerza del blanco y me interesa la referencia a su opuesto, el negro, ya que ambos son parte de un realidad binaria. El horror al blanco puede llevar a bordearlo, como así he escrito en versos como "Tú eras azul y nosotros no teníamos color".Gracias por tu ofrecimiento de la obra de Prochazka y tu magnífico recorrido literario en pos del blanco.

Anónimo dijo...

Me sorprende la fuerza del blanco (suma de todos los colores) y me interesa la referencia a su opuesto, el negro (ausencia de todo color), ya que ambos son parte de un realidad binaria. Y es bien cierto que el blanco, no aparece citado, sino más bien sugerido en versos como "Desde la voz/que quiebra en la distancia del deseo unida/obligada, pálida y hermosa/como la belleza es capaz de ser/existir y morir a un tiempo"[..]. O identificado con lo decadente: "Veo los hilos blancos/como viejos tendones flácidos, sin ejercicio alguno [...].O sugerido en "Tú eras azul y nosotros no teníamos color", por no citar poemas que identifican a la muerte con la blancura "Amarga sombra- muerte en suma/ que acostada en el camino esperas/ sembrando de dolor el infinito encanto de la vida/ paseas entre lunas la palidez del alba/[...]. Gracias por tu magnífico recorrido literario en pos del blanco. O sugerido en "Tú eras azul y nosotros no teníamos color" Gracias por ofrecernos la obra de Prochazka y por tu magnífico recorrido literario en pos del blanco.

Anónimo dijo...

Me sorprende la fuerza del blanco y me interesa la referencia a su opuesto, el negro, ya que ambos son parte de un realidad binaria.Suelo tener prevención contra el blanco, como para resolverlo con versos como:"Tú eras azul, y nosotros no teníamos color" Gracias por tu la recensión del libro de Prochazka y tu magnífico recorrido literario en pos del blanco.

_-_ dijo...

Sobre Cirlot y el Círculo Bronwyn

Anónimo dijo...

Siento que mi comentario haya salido repetido un buen número de veces. Se debe a que al no aparecer inmediatamente cuando pinchaba en publicar, interpreté que no lo cogía.
Y como no paro hasta conseguir lo que pretendo, he ahí el resultado.Mil excusas por ello.

Vicente Luis Mora dijo...

No te preocupes, Arsvocis, es que la aprobación previa de comentarios despista. Bienvenido al blog. Un saludo.

Anónimo dijo...

También podemos sumar a esta escalera "blanca" de significados el poema de Alfonsina Storni con el título de "Tú me quieres blanca".

Saludos.
Toto

Sergi Bellver dijo...

Fumata blanca, habemus librum.

Dos cosas buenas:

De repente, me he quedado en blanco.

De repente, me has despertado el interés por un libro y un autor que no conocía. Me interesa el tema, aunque yo trato de aplicarlo (en un manuscrito en construcción) a la vacuidad de ciertas palabras y nomenclaturas, al blanco como espacio inútil pero también como oportunidad. Y si pudiera, también al blanco que reúne todo el espectro de luz, desde luego. Cuando lo consigue un autor, me deslumbra (obvio).

Cuando rellene ese espacio en blanco en mis lecturas, te comento mi opinión sobre esta Casa.

Saludos agostados (a la parrilla).

pd: Stanislaw Lem llenó de blancos conceptuales Solaris. Un poco a lo Kubrick en sus odiseas. Chéjov dejaba casi siempre una línea en blanco al final de cada cuento. Turgueniev y Pasternak pintaban como nadie el blanco, o soy yo, que me pongo ahora un poco níveo y ruso (en lo literario, por lo demás no me gusta el tiro al blanco —cruz roja encima—). Mejor bieloruso (bielo=blanco). John Ford filmó en blanco y negro su mejor visión del mundo. De Niro nunca estuvo tan tremendo como blanco de los otros púgiles en Toro salvaje. En "La braña" de Los girasoles ciegos de Méndez hay una elegía implícita del blanco (paisaje+infancia+derrota del inocente). Umbral fue más blanco (por una vez) que rosa en su Mortal y.... El blanco, por cierto, es el color del luto en China, aunque ahora las novias (que siempre lo hicieron de rojo) se casen de blanco y las niñas con talento se escondan a cantar desde la tramolla mientras sacan a la muñequita (de blanca belleza) en televisión. Dos cosas que ya imita la "socialista" China del enemigo blanco anglosajón.

También el blanco puede ser un gris camuflado, como con cierto Corazón tan blanco que es capaz de aniquilar más neuronas por minuto que un porro de maría(s).

Anónimo dijo...

Es cierto, Solaris es una novela blanca o (casi azul). Hay como una pregnancia conceptual de esas tonalidades.

A ver si pillo esta "casa" en la biblioteca, que el presupuesto está ajustado y el cinturón tirante.

Por cierto (como siempre vía Alvy, que está en todo lugar del conocimiento) hay un debate muy interesante sobre formas sutiles o explícitas de narrar-filmar y su conveniencia, legitimidad y otras cosas en www.focoblog.es. Merece la pena.

Un abrazo veraniego, Vicente.

Vicente Luis Mora dijo...

Gracias, Sergi y M, por vuestras aportaciones. Saludos a todos.

Vicente Luis Mora dijo...

No encuentro, por cierto, eso de Foco blog. ¿Puedes darme la dirección correcta? Gracias.

Vicente Luis Mora dijo...

Ah, ya lo he encontrado: http://www.focoblog.com/2008/08/12/elogio-de-la-explicitud/

Diego G. dijo...

Recojo de todo la palabra "psicopompo" que me ha hecho gracia.

En Oregon, dentro de la escena doom/folk se entiende el blanco de un modo peculiar, muy nórdico todo:
http://es.youtube.com/watch?v=hJrE_rVAWbk


En mi blog http://laventanadefenestrada.blogspot.com
he subido el 9º texto de lo cotidiano. Habla de teoría de números (congruencia), surrealismo, enamoramiento, figuras literarias (paragoge, ecthlipsis) y reflexiones sobre la historia de la lógica contemporánea (Gödel y Popper).
Lo malo es que no he tocado el html y se me ha descuadrado la tabulación del poema. Porque sí, todo es un poema.


Ya me dirás, Vicente.


Un saludo.

Sergi Bellver dijo...

Le quedan todavía centenares de páginas en blanco, "ha empezado" (70 años después), como todos los diarios, muy suavecito, como carraspeando antes de coger el tono de voz, y además, es probable que muchos de vosotros ya sepáis de la iniciativa, pero por si os apetece, aquí resucita (ojos en blanco) George Orwell y se suma a la "blogosfera" (en inglés, eso sí).

Buen finde, Vicente & cía. (en Albuquerque no creo que sea fiesta mañana, pero bueno).

Anónimo dijo...

Aunque no me hiciste caso, igualmente insisto, Vicente (no por nada, sino porque creo que le puedes sacar punta a algo así):

http://www.cccb.org/ca/arxiu_multimedia?fc=63;sn=5

Conferencia "La creación"... una de las cosas más impactantes que he visto este año.

Salud

Vicente Luis Mora dijo...

Estimado Anónimo, te hice caso, pero estoy consultando Internet ahora en cibercafés y no puedo escuchar una conferencia de una hora. Cuando restablezca la vida normal intentaré escucharlo. Saludos.

Vicente Luis Mora dijo...

Estimado Anónimo, te hice caso, pero estoy consultando Internet ahora en cibercafés y no puedo escuchar una conferencia de una hora. Cuando restablezca la vida normal intentaré escucharlo. Saludos.

Anónimo dijo...

Genial, Vicente, verás cómo te gusta.

Ale_M-F dijo...

1_Algo BLANCO se consigue con la lectura de los comentarios repetidos al inicio.. Por un momento he pensado que esa era la intención.

1_Algo BLANCO se consigue con la lectura de los comentarios repetidos al inicio.. Por un momento he pensado que esa era la intención...


2_La nada, vacío, sábanas de hospìtal o toallas de hotel, lo fácil de ensuciar o caotizar. El blanco me parece un difícl equilibrio frente a la invasión actual de colores y formas. Más que la muerte, es el vaciado de lo que estorba del exterior.

Vicente Luis Mora dijo...

Post scriptum a Alfredo Saldaña, Humus; Eclipsados, Zaragoza, 2008:

"nieve cuya blancura estéril es el blanco siempre más blanco (...), sin ampliación ni crecimiento: el blanco que están en el fondo de lo que no tiene fondo" (Maurice Blanchot).

Ale_M-F dijo...

Campo obligatorio; no debe dejarse en blanco.

Anónimo dijo...

Para mis fans jajaja... Es broma.

Tengo un poemilla en mi primer libro:


BLANCO

Sobre el dueño de mis letras
poca noticia puedo dar
pues no conozco
quién planta el trigo,
quién lo recoge,
quién lo mastica,
de quién esta mano
que me describe.


Saludos. Toto